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PSE-EE de Gipuzkoa recuerda a Juan Mari Jauregi y Josu Leonet en el pleno itinerante de las JJGG celebrado en Tolosa
El grupo juntero socialista ha querido rendir un homenaje a las víctimas del terrorismo en el pleno itinerante de las Juntas Generales de Gipuzkoa, que este año se ha celebrado en Tolosa. La intervención de Alberto Albistegui, portavoz en esta sesión plenaria, ha sido de recuerdo y consideración con dichas víctimas. En concreto, se ha referido al tolosarra Juan Mari Jauregui, “ilustre” compañero, concejal del PSE-EE en el Ayuntamiento de Tolosa y juntero socialista, “siempre querido y recordado” que fue asesinado por ETA el 29 de julio de 2000 en el restaurante Frontón, “aquí cerca”.
También ha tenido palabras de recuerdo para otro tolosarra asesinado por ETA, Josu Leonet Azkune, que se encontraba en el apeadero de Martutene para ir a trabajar a la empresa Elektra, cuando la banda terrorista estalló un coche-bomba que iba dirigido a asesinar a un concejal socialista. Tanto Leonet como su compañero, José Ángel Santos Laranga, murieron en el acto y hoy se les recuerda en San Sebastián.
Por otra parte, Albistegui ha agradecido a la alcaldesa y a la corporación municipal, así como a los tolosarras por recibir y abrir las puertas “de su casa” a los junteros de Gipuzkoa y ha aprovechado para poner en valor la importancia de Tolosa a lo largo de su historia. “Tolosa, junto a San Sebastián ha sido una de las poblaciones más importantes de Gipuzkoa, con gran peso, en la toma de decisiones de las Juntas Generales de Gipuzkoa llegando a albergar, durante su capitalidad, la sede de la Diputación de Gipuzkoa en la actual Casa de Cultura Antonio María Labayen”.
El juntero socialista ha terminado su discurso leyendo una “´fabula” de un ilustre tolosarra que, aunque no nació aquí, tuvo “gran relación” con esta villa, llegando incluso a ser alcalde de la misma, Samaniego:
“Desde el gran Zapirón, el blanco y rubio,
que después de las aguas del diluvio
fue padre universal de todo Gato,
ha sido Miauragato quien más sangrientamente
persiguió a la infeliz ratona gente.
Lo cierto es que, obligada
de su persecución la desdichada,
en Ratópolis tuvo su congreso.
Propuso el elocuente Roequeso
echarle un cascabel, y de esa suerte
al ruido escaparían de la muerte.
El proyecto aprobaron uno a uno;
¿quién lo ha de ejecutar?, eso ninguno.
- Yo soy corto de vista.
- Yo muy viejo.
- Yo gotoso, decían. El concejo
se acabó como muchos en el mundo.
Proponen un proyecto sin segundo;
lo aprueban; hacen otro. ¡Qué portento!
Pero ¿la ejecución? Ahí está el cuento.